Importante número
de especies faunísticas
Importante número
de especies faunísticas
Debido al entorno natural tan variado que caracteriza la comarca de Campo de Cariñena existe un gran número de especies faunísticas. El hecho de que el territorio comarcal englobe desde zonas acuáticas (río Huerva) a zonas montañosas (sierra de Algairén) y extensas llanuras explica esta diversidad. En rasgos generales podemos hablar de tres grandes tipos de fauna en Campo de Cariñena: mamíferos, aves y fauna acuática.
Mamíferos
Los mamíferos presentes en la comarca son los característicos del bosque seco. El clima y la orografía de la zona permiten la existencia de bosques en los que encuentran refugio estos animales, por ejemplo el zorro, el jabalí, el tejón, la garduña e incluso en los últimos tiempos ha aparecido el corzo. Además de estos grandes mamíferos se encuentran también liebres, conejos y otros micromamíferos.
Por su importancia, abundancia, robustez y fortaleza podemos destacar entre todos al jabalí (Sus scrofa). Se trata de un antecesor del cerdo doméstico, muy numeroso en la comarca. Es habitual ver sus huellas en zonas de barros así como los revolcaderos donde se desparasitan. Su presencia puede apreciarse por las marcas y cerdas que dejan al rascarse o al afilarse los colmillos en la base de los troncos de los árboles. Otra señal de su paso son las hozaduras en el suelo. Este animal se alimenta hozando la tierra en busca de raíces, bulbos, frutos, hongos y lombrices. Tampoco desdeña, si puede obtenerlos, pequeños vertebrados e incluso carroña. La presencia de jabalíes, liebres y conejos hace que la caza sea una práctica muy extendida en toda la comarca. De esto dan muestra los numerosos cotos de caza y asociaciones de cazadores existentes.
Aves
En Campo de Cariñena hay gran diversidad de especies de aves. Entre todas ellas, por su número, dominan la perdiz, la codorniz, la paloma torcaz y, recientemente, ha hecho su aparición, al igual que en otras comarcas aragonesas, la tórtola turca, que suele asentar sus nidos en grandes pinos carrascos.
En la zona del pantano de Las Torcas podemos encontrar las águilas reales, la aguililla calzada y el milano negro; en los cortados del río Huerva, el halcón peregrino.
También hallaremos por los pagos comarcales el alimoche común, el busardo ratonero, la culebrera europea, el azor común, el alcotán europeo, el gavilán común, el cernícalo y el águila-azor perdicera. Además, en la sierra de Algairén se localiza una gran concentración de buitres leonados.
Por la noche, aunque nos cueste verlos y solo podamos oírlos, hay varias especies de depredadoras nocturnas. La más habitual es el búho real, ave que era relativamente fácil de observar en las grandes encinas que poblaban la comarca hace unas décadas. Otras aves existentes son el búho chico, el mochuelo, el autillo (en los bosques de ribera) y la lechuza común.
Una de las zonas con mayor concentración de aves es el río Huerva y las Planas.
Gracias a lo diversificado de su entorno natural (hoces del río, bosques de ribera, bosques de carrasca, pinares de repoblación, etc.) puede contemplarse un gran número de especies. Aquí encontramos al águila real, al alimoche, al halcón peregrino y a la amenazada águila perdiguera. En los pinares habitan varias parejas de águila culebrera y algunas menos de águila calzada. Fuera de las rapaces hay interesantes paderiformes como la curruca rabilarga y la cogujada montesina en zonas de matorral. Por último, junto al río divisaremos alguna garza.
Fauna acuática
La fauna piscícola en estado natural se circunscribe básicamente al río Huerva y a sus embalses. En este entorno podemos encontrar la trucha común y la arco iris, la madrilla, la perca, el barbo, la carpa, el gobio y el cangrejo de río autóctono. También puede destacarse la presencia del mejillón y la almeja de agua dulce.
Esta diversidad de fauna acuática hace que la pesca sea una práctica frecuente en la comarca. Son numerosos los habitantes del Campo de Cariñena que, especialmente el fin de semana, se acercan al río o a los embalses para cultivar esta afición. Uno de los lugares más destacados es el embalse de Mezalocha, donde se practica la pesca del barbo y la madrilla.
Flora y vegetación
La vegetación natural es esquelética y, de acuerdo con la amplia desnudez del sistema Ibérico, el bosque es escaso. Durante años el hombre ha deforestado la montaña y en la actualidad escasos rodales de encinas y pinos salpican sus laderas. Ya las Ordenanzas de la Comunidad de Daroca correspondientes al siglo XVIII hablaban del problema de la deforestación y planteaban velar al menos por la conservación de las zonas existentes. Hoy quedan pinares residuales en la sierra de Herrera, a caballo sobre el Huerva; la encina, por el contrario, forma aún manchones importantes en algunos municipios como Aguarón, Aguilón o Encinacorba.
Allí donde el bosque no viste las pendientes y las cimas serranas, con suelos muy pobres de cantos coluviales, se desarrolla una pobre vegetación en la que predominan el romero, la aliaga, el lentisco, la coscoja y el tomillo. Estas formaciones conviven con extensas superficies de repoblación de pinos, realizada por el Estado en consorcio con los ayuntamientos para tratar de proteger las laderas de los montes que la erosión arrastra al verse desprotegidas de su vegetación espontánea.
Con preferencia se ha plantado pino pinaster, seguido en importancia por pino halepensis y algunos ejemplares de pino laricio. Al pie de las sierras existe un suelo superficial guijarroso, de gran profusión de cantos, que no necesita mucha humedad y que cuando la recibe guarda bien el tempero. Entre los campos yermos y ausentes de repoblación crecen aisladamente algunas carrascas, lo que permite pensar que la encina llegara hasta aquí antiguamente.
Ya en la llanura, conforme nos alejamos de los suelos poco profundos de la montaña, los cantos de los depósitos detríticos son cada vez menores, la pasta arcillosa que los envuelve es más fina y sus elementos están mejor trabados.
Este es por antonomasia el escenario vitícola del Campo de Cariñena, donde la vegetación natural casi ha desaparecido. Aún quedan bosques, como en Tosos, donde refuerzan las laderas del embalse de Las Torcas; mientras las genistas y las plantas aromáticas ocupan grandes zonas improductivas entre las calizas blancas de la margen derecha del río Huerva.
Masas forestales
El bosque de encina o carrasca (Quercus ilex) aparece por encima de los 700 m y su localización preferente se ubica en la sierra de Algairén, Aguilón, el puerto de Paniza y el puerto de Cerveruela. Lo encontramos también en las áreas de degradación antrópica de los quejigales ibéricos. Estos, actualmente, no están representados en esta zona como masas arbóreas y exclusivamente se pueden ver mezclados con el encinar en las áreas umbrosas y en vaguadas. El encinar resulta estratégico para la prevención de incendios forestales, sobre todo en su estado de matorral, situación que está siendo aprovechada por la gayuba para colonizar el espacio abierto.
El pino rodeno (Pinus pinaster) ocupa normalmente un sustrato superior al encinar, aunque en esta comarca se localiza también en áreas de degradación de los carrascales, cumpliendo una función de repoblación ya que su utilidad económica es más bien escasa. Podemos encontrar buenos bosques de pinar en el puerto de Aguarón, en las Lastras de Encinacorba y en el cabezo Rodrigo. Es frecuente verlo asociado con la encina.
El pino carrasco (Pinus halepensis) o pino de Alepo se corresponde normalmente con masas orientadas al sur, en situaciones de fuerte pendiente y suelos muy pobres. Ocupa un estrato inferior al pino rodeno. En su mayor parte constituye masas que son producto de repoblaciones efectuadas a mediados del siglo XX. Encontramos algunos bosquetes en Aguarón, en las cercanías de Villanueva de Huerva, donde hay un ejemplar aislado de grandes proporciones, en los alrededores de Tosos y en el pantano de Las Torcas. En superficies menos extensas también podemos observar otras especies arbóreas encuadradas en pequeños bosques lineales o en galería y ejemplares aislados. Estas especies son el chopo, el olmo, el fresno, el álamo y el sauce, que se localizan en los lugares más húmedos de la ribera del río Huerva, en el río Frasno o en barrancos, arroyos y ramblas, y también divisamos grandes extensiones de almendros y olivos.
Matorral
Con respecto al matorral, hay que distinguir entre el heliófilo, el xerofítico y el umbrófilo. El matorral heliófilo y xerofítico ocupa buena parte de la superficie fisiográfica y edafológica desfavorable. Destacan la coscoja, la carrasca, la genista y, en zonas expuestas al sol y con mínimas cantidades de agua, el espliego, la jara, la gayuba, el enebro y la aliaga. También abundan otras plantas aromáticas como el tomillo, el romero y la lavanda. El matorral umbrófilo, al que pertenece el género Salis, lo encontramos en las cercanías de los cursos de agua, donde podemos observar el sauce cabruno, la mimbrera, la sarga, etc. También se localizan allí el espino albar, el endrino, el escaramujo, la zarzamora e incluso el acebo en las zonas altas.
En lugares de umbría y más húmedos encontramos majuelo o arto, endrino o arañón y zarzamora. Otros arbustos que podemos distinguir son la sabina negral, la retama y los secos de lastón.